La forma de alimentarse determina el grado de desarrollo de un grupo de individuos, porque no hay nada que encierre el placer, la amistad, la generosidad, la creatividad y la habilidad como la comida. En ese mundo del futuro no solamente se toma como un derecho generalizado la alimentación, sino que se promueve la idea de que la misma debe ser placentera y compartida. Lo que se ofrece sobre una mesa es la cultura de un grupo humano, es la tradición, es la costumbre.